jueves, 31 de octubre de 2013

Cualquier escena



Parece triste. O al menos preocupada. Está sentada en la última mesa, la que roza con la puerta del baño. Tiene el pelo bonito, de un color indefinido, diría que castaño, y recogido en una coleta algo despeinada. Sus ojos bailan entre la pantalla del móvil y la entrada del local. Apenas va maquillada, imagino que no lo necesita, es guapa, lo suficiente como para darse cuenta al primer vistazo. Me gusta el pañuelo que lleva al cuello, creo distinguir unas pequeñas calaveras dibujadas en la tela, ella mira el reloj, y no sonríe. De repente alza los ojos, y no distingo su color, pero se quedan fijos, inmóviles, mirando al frente. Sé que él ha entrado en la cafetería y ella parece que no respira. Su espalda llega a la mesa, se besan en las mejillas, pero yo sé que se conocen mucho más como para necesitar esos besos formales. Debe ser el público, que hay gente, y sus besos de verdad no admiten miradas ajenas. A veces ni las propias. Él se sienta dándome la espalda pero puedo ver sus manos. Se quita la chaqueta y la mira. Y la vuelve a mirar. Y la quiere con sus ojos. Y le habla sin voz, con silencio. Ella sonríe, de repente, y ríe con su boca y con sus mejillas, ríe con las manos y con su cuello. Ya no recuerda su tristeza ni su preocupación. Ya no recuerda que pensaba decirle que cuando él no está nada sirve. Que todo es muy complicado, que los vacíos son tan grandes, que el tiempo tan corto, que nada. Ya no va a decir nada. Porque él está allí y ya todo da igual.

Pago mi café y salgo del local. Pienso en el tiempo que estarán allí sentados, sonriendo. Eso es la vida, eso es vivir, me digo. Entonces yo también sonrío.

jueves, 24 de octubre de 2013

La estantería

Guárdame esos besos que acumulas.

Etiqueta cada uno de ellos y escribe mi nombre en su reverso. Quítales el polvo y sácales brillo. Busca un hueco en la estantería y colócalos en orden, por fecha y sabor. Dales mimos, acarícialos, cuéntales algún secreto. Pregúntales cómo ha ido el dia, si quieren algo para cenar o si les apetece una copa de vino. 
Quizá tengan ganas de asomarse a la ventana, de ver llover.

Que cuando caiga la noche, no falte ni uno.


Pienso ir a por ellos con el estómago vacío y así poder llenarme de ti. 

Cualquier día.

lunes, 14 de octubre de 2013

Todo bajo control



Ella me dice que lo tiene todo controlado.

Me mira con sus ojos limpios y sonríe, a medias, como hace cuando sabe que su verdad no es la verdad completa. -¿Y alguna vez es completa?- me contesta mientras da un sorbo a su cerveza bien fría. –Supongo que sólo cuando te contestas a ti mismo. Y ni eso.- le digo. –No me mires así, que ya estás con la taladradora haciendo agujeros infinitos. Y sonríe, esta vez completa, luminosa. Sonríe con sus ojos y su nariz, con las manos, con las pestañas, con sus brazos. Sonríe mientras clava su boca en mí y me dice, sin sonido: Si supieras que no lo tengo todo bajo control, saldrías corriendo.

Y quizá ella tiene razón. Saldría corriendo, pero siempre en círculos. Para comenzar y terminar siempre en su voz, sin sonido. En su sonrisa, a medias.

lunes, 7 de octubre de 2013

Cambios de sentido

Podría no ser quien soy y quizá ser mejor.
Peinar una larga melena oscura o rojiza o rubia. Calzar altos tacones y aprender a usar bien el eyeliner. Podría incluso saber más idiomas, arrastrar las eses, cocinar croquetas, no perderme por las calles, encontrar siempre la dirección correcta. Podría gustarme ser sensata, equilibrada, razonable. Vestir conjuntada y no tener sueño. No olvidar nunca las llaves, o perderlas siempre. Saber leer un mapa o no equivocarme con las cuentas. Podría ser realista, paciente. Hacer bien los planes y cumplir los objetivos. Podrían gustarme los negocios, las matemáticas, los números. Aprender a tocar el piano, a coser un botón, a silenciar el ruido. Podría no querer tanto, ser más justa, quizá un poco lógica, más adulta. Podría ser más valiente, o nada.

Podría ser otra mujer, pero no lo soy.

Nota mental: me pierdo en las rotondas, en las vías secundarias. Y siempre hay un cambio de sentido, menos mal.