domingo, 28 de julio de 2013

Silencio y ruido

He podido pasar cientos de veces por tu lado sin mirarte. 
Rozar nuestros codos en cualquier ascensor, observar tus manos danzando entre el resto sin saber a quien pertenecen, sin entender que existes, que respiras, que estás.

He podido ver tu espalda alejarse sin notarlo, contestar a tu mirada con educación, pasa tú primero, gracias, hoy parece que refresca. 

Hemos podido hacerlo todo sin hacer nada. Habitar el mismo espacio, transitar un camino compartido, escuchar la misma música, quizá.

Vivir cerca sin saberlo.

-O saberlo desde siempre-. 

He podido tomar conciencia de ti sin querer. Por un buenos días. Por una sonrisa o por nada. Convertir tu presencia cotidiana en el café de mis mañanas. Respirar sólo por tu boca, escuchar únicamente tus sonidos.

El espacio toma tu forma. 
Te conviertes en mi alimento y sin saberlo- o sabiéndolo desde siempre- me quedo en ti.

Del silencio al ruido. 
De la nada al todo.

Nota mental: gracias por contarme cosas bellas, tan bellas como descubrirnos sin querer.



martes, 23 de julio de 2013




En la carta de besos los hay de todo tipo y sabor, te digo.
¿Los has probado todos?
Algunos.

Los besos de despedida. Concentrados y con sabor a melancolía, pueden tener un punto amargo o llevar tanto tiempo en el fuego que ya no saben a nada. Ni siquiera a fin. Esta clase de besos pueden ser eternamente largos y durar tanto tiempo como uno es capaz de recordarlos. O los besos de principio, a veces algo torpes y otras sorprendentemente sabios, pero siempre esponjosos y suaves, diminutos. En ocasiones, se juntan ambos, los que abren y los que cierran, temporalmente, la historia en la que quizá quepan otras muchas categorías, infinitas. De besos varios.

Nota mental: y los besos con sabor a luna llena. Pero a esos nos les hacen falta adjetivos, ellos son así, completos.

viernes, 19 de julio de 2013

Sin reglas




Te cuelas entre las rendijas de la ventana
Sorteas los candados, las rejas y los tejados
Te arrastras por la habitación, y te instalas en los cajones.
 
Me miras sin rostro
Abres la boca y te comes los rencores
Destruyes los retratos y los recuerdos
Asesinas los antiguos amores contrariados
Y te quedas.

Sin tiempo ni vuelta
Sin forma ni reglas.

Ahora que llegas aquí
Sin haberme notificado tu presencia
No abriré mis piernas para que salgas.