jueves, 28 de junio de 2012

Orgullos@s de todo

Los más obsesionados con el sexo son los que tienen sus instintos más reprimidos. Es una máxima tertuliana, lo sé, pero no veo a nadie levantando la mano en este momento para decirme lo contrario.

Qué les pasa, me pregunto. 
Por qué quieren controlar, decidir o juzgar con quién, cómo o cuántas veces practicamos sexo. Si lo hacemos con otra mujer o si son dos hombres los que se aman. O tres. O treinta. 
Dónde está la medida de lo natural o lo normal.
Nadie puede tener derecho a criticar u opinar sobre el intercambio de placer libre y consentido entre personas.
Nadie debe meterse entra las sábanas o las piernas de otros si no es llamado o bienvenido.

Es la envidia, la ira, la represión. Y el aburrimiento, porque ya me diréis si no hay que estar aburrido (o peor, vacío) para perder el tiempo intentando ensuciar la libertad de los demás. 


Me los imagino a oscuras, tapados con la sábana hasta la nariz, con los pantalones del pijama por las rodillas, masturbándose mientras piensan en el culo de su compañero de despacho. 
Luego, ya sin restos del naufragio, escribiendo en twitter: maricones.



miércoles, 27 de junio de 2012

El polvo de hadas

Si existe un acontecimiento al que irremediablemente unes tu destino nada más salir del paritorio es la fiesta escolar de fin de curso. Puedes saltarte las reuniones de padres y madres, alguna excursión, los villancicos navideños...pero jamás de los jamases estará una autorizada a escaquearse del momento fin de curso. Una fuerza más intensa que la centrífuga te conduce a grabar y a gastar la memoria USB de la cámara mientras la prole bailotea para deleite de todos. No importa si no llevan el ritmo, si ni siqiuera se mueven o si lloran desconsolados nada más aterrizar en el escenario. Los padres y madres, orgullosísimos, saludamos mano en alto mientras caen litros de baba al suelo.
Ayer, yo misma estaba pensando al ver a mi hijo mover la cintura al ritmo del ai se eu te pego que no había otro ni más guapo, ni más listo ni con más salero. Eso también va implícito en el carné de madre, la ceguera filial.

Pero he de decir, sin temor a equivocarme, que lo más interesante de la fiesta de ayer no fueron las monerías de los infantes, de ninguna manera. Ayer la guinda la puso Campanilla
Todo el ambiente de júbilo procreador se vió impregnado de polvo de hadas. Literalmente.

Apareció ella, bañada en purpurina, con una talla 120 sobresaliendo del escote, con un vestido que más que disfrazar, disimulaba, y se ganó el fervor de todos los padres allí presentes. 
Nunca los he visto tan encantados con una fiesta infantil. Parecía que eran ellos quienes estaban celebrando su final de etapa. Ninguno se quejó del calor, ni de los niños correteando alrededor, ni de las tres horas allí plantados ni de la guerra de globos de agua.
Es lo que tiene una Campanilla revoltosa, que obliga a los peterpanes a no dejar de ser niños.

Nota mental: mi perfil feminazi no me impide afirmar que, verdaderamente, dentro del escote del hada cabían todos los niños perdidos, el capitán Garfio y hasta el Big Ben.

 


martes, 26 de junio de 2012

Futuros y ojos grandes

Estaba pensando en los paréntesis de tiempo con los que estructuramos nuestras vidas. Aprender a caminar,  rodar la bicicleta sin ruedines, aprobar el carné de conducir, conseguir darle la vuelta a la tortilla...Hasta cierta edad, todos lo hitos consisten en aprender a realizar algo, en conseguir superar una etapa, en alcanzar un poco más de sabiduría. Pero, y haced vuestra propia lista, llegados a un punto (mi punto actual, sin ir más lejos) los marcadores suelen girar en torno al abandono: dejar de fumar, no levantarse tarde, dejar de comer tanta grasa, tantos dulces, dejar de trasnochar tan a menudo y bla-bla-bla.

Interrumpo mi lista porque el sonido del tic-tac del IVA golpea mi cabeza. Todo cuesta más y cada día tenemos menos. No me salen las cuentas porque algunos se están encargando de bajarnos las esperanzas y subirnos las dificultades. Y así, en ese complicado equilibrio quién puede pensar en futuro.

Menos mal que aún ocurren los milagros, los de verdad, los reales. Las pequeñas y enormes hazañas humanas que nos permiten seguir creyendo en nosotros mismos, y en futuro, sí, en un futuro también.. Por ejemplo. 

Cómo sería estar respirando aire de sal y leyendo estas letras.

Eso era amor


Le comenté:
-Me entusiasman tus ojos. 
Y ella dijo:
               -¿Te gustan solos o con rimel? 
-Grandes,
                    respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.



Nota mental: El gran Ángel González siempre tiene razón.







jueves, 21 de junio de 2012

El reloj de mis mañanas

Él ni siquiera intuye que le observo. Y lo hago cada día, haga frío, calor o sople el viento. Le observo cruzar el puente, decidido, arrastrando la delgadez de sus piernas y el cansancio que pesa sobre su espalda. Imagino que ha despertado hace un rato, a la hora del sol, recoge sus cartones que ya son sábanas, y piensa en tomar un un poco de café. Aprovecha el agua de anoche y se lava la cara, las manos y el cuello.  No hay suficiente jabón para el resto. Ni armario donde guardar la ropa. Así que viste el único modelo que le acompaña de día y le sirve de noche. Ya ni se acuerda de cuándo fue la última vez que usó ropa interior, ni de cómo era sentir las gotas de ducha correr por su rostro, ni el sabor de un filete de ternera, ni el olor del mar. Tampoco se acuerda ya de cómo era él, ni de qué soñaba ni por qué sonreía. Se rompió su espejo, el único que le recordaba cuáles eran sus ojos, su barba y la suciedad de las mejillas. Sin verse de frente, todo duele un poco menos.

Pero yo le miro, cada mañana. Espero impaciente descubrir su figura, encorvada, rápida, diligente. Clavo mis ojos en su espalda mientras me protege la falsa intimidad de las ventanillas de mi coche. 
Él no sabe que se ha convertido en el reloj de mis mañanas, en la marca de mi tiempo. 
Sé que es un día más y son las ocho menos cuarto, porque él está cruzando el puente.

En sus manos, una lata donde recoger azúcar para el café. 
En las mías, las ganas de darle algo mejor.

martes, 19 de junio de 2012

La dispersión


Soy dispersa de pensamiento y de acción. 
Prefiero abrir la boca que tragarme palabras.
La pasión antes que la paz. 
Beber cerveza antes que silencio.
Y soñar mejor que dormir.

Soy un poco de todo y mucho de nada.
Más bandida que guardiana.
Menos lógica que loca.
Impaciente siempre y tranquila nunca.

Oigo con ruido 
Siempre con voz y muchas veces sin voto.
Esperanzada y en movimiento.

Reconozco el pasado y miro al futuro.
El presente, lo vivo.



lunes, 18 de junio de 2012

Riesgos, tiempos y amigos.

Si la prima de riesgo sigue subiendo llegará un momento en el que va ocurrir como con los globos de feria, que en un descuido abandonan tus dedos y deciden vivir en el espacio por si mismos. Arriba, arriba, subiendo, mientras se nos queda cara de tontos y un par de lagrimones. Cómo está el patio. El ministro con cara de personaje de cómic y sonrisa extraviada ya ha pronunciado la palabra fatal: situación crítica. El mundo conocido se acaba y yo aún no he estado en Japón.

Dívar y sus tiempos: este señor ha conseguido minimizar el efecto de su pronta dimisión tardía (así, con paradoja) anticipando la noticia en declaraciones grises ("tomaré una decisión rotunda" bla-bla) y concediendo una entrevista a un periódico para hoy lunes. Así, diluida la expectación y la sorpresa, el próximo jueves cuando deje el cargo de forma definitiva, el impacto no será tan grande (asesores al poder)

Bilbao 2012. Es una suerte tener la oportunidad de comprobar cuánta gente interesante hay haciendo cosas interesantes. Y cuántos de ellos y de ellas son, además, mejores personas. Y amigos, presentes y futuros.
Vuelvo a encontrar argumentos para continuar mi reconciliación con la vida, eso, y el sabor de los bollos de mantequilla. 

Nota mental: tengo que salir más de mi entorno.

martes, 12 de junio de 2012

Lunes de resaca


Con honrosas excepciones, la mayoría de los festivos en España llevan el nombre de algún santo o de alguna virgen. Esos días de color rojo en el calendario miramos al cielo y descansamos. Y aunque a Rajoy, el Presidente Absoluto, (en adelante R, que me da mucha pereza escribirlo tantas veces) no le apetezca, yo sí voy a entrar en debates nominativos para reivindicar lo acertado de muchas ciudades andaluzas que, tras su semana de feria, disfrutan como día no laborable del ‘lunes de resaca’. Claro que sí, para qué disimular si lo que pasa después de varias sesiones de rebujito y palmas es que no te puedes ni mover de la cama.

España entera vivió la gran fiesta del rescate el domingo pasado. Salió R a dar su rueda de prensa y se desató la locura. La quedada para ver el partido, con R en el palco, nos sirvió como oportuna convocatoria para celebrar el primer gran éxito de R en esta legislatura. Sí, ya sé que he utilizado la palabra maldita, pero siento decirle, señor R, que en los titulares ‘línea de crédito’ no queda tan bien como ‘rescate’. Llámeme vaga, pero es que no hay color.

Volviendo al tema en cuestión, y si me permiten la sugerencia, creo justo y necesario que se declare festivo el 11 de junio bajo la denominación de origen Día de Resaca. Sería todo un gesto de coherencia muy en línea con otro de los grandes hits de comunicación política del señor R, “llamemos al pan pan y al vino vino”.

Nota internacional: Sms de R a De Guindos: “Aguanta, somos la cuarta potencia de Europa. España no es Uganda”. Respuesta de los africanos a viva voz, que duele más: “A nosotros no nos han tenido que rescatar, ni hemos pedido ayuda al FMI. Hemos pasado de un 25% de inflación a un 18% con una banca nacional africana y sin pedir ningún préstamo, cosa que no pueden decir otros países…como España”.

lunes, 11 de junio de 2012

Vengo de comprar las serpentinas, los gorritos de colores, los matasuegras y los confeti. Ya casi tengo todo preparado para festejar este gran acontecimiento. He planchado mi camiseta roja con el escudo nacional y he desempolvado todos los recopilatorios de canciones del verano. Los refrescos se enfrían en la nevera y los litros de alcohol aguardan víctima.

Os invito, a la fiesta del rescate.
Porque según dicen algunos desde tribunas públicas, es mejor que ganar el euromillón.

Joder, y yo con estos pelos.

viernes, 8 de junio de 2012

Los vecinos y el sexo


Ahora, con el café en la mano, me he ha venido a la cabeza mi vecino. Él y sus ruidos. No le he visto la cara, eso es cierto, pero los delgados ladrillos que separan nuestros dormitorios hacen que le sienta cercano. Puedo oír sus incursiones en el cuarto de baño, el burbujeo del agua del grifo de la ducha mañanera, el rumor de la cuchilla de afeitar cuando golpea el lavabo, o el ruido de la cisterna y el chocar de la tapa del váter. Esa intimidad higiénica nos acerca, claro. Pero lo que de verdad le hace humano y real son sus maratones sexuales. No son encuentros diarios ni breves, no tienen frecuencia estable ni horarios fijos. Puedo reconocer en ellos la misma voz femenina y el mismo tono y cadencia orgásmica. A veces, en el silencio de la mañana de sábado me despiertan sus gemidos. O a última hora de la noche, a eso de las dos de la madrugada, comienzo levemente a reconocer sus respiraciones agitadas al otro lado de la pared. Y claro, no puedo dejar de imaginarlos.

Con la llegada del verano y sus ventanas abiertas, ya casi formo parte de su escena. Un día los voy a esperar a la puerta de su casa, para darles la enhorabuena y para decirles que griten un poco más alto, que hay ratos en los que no les oigo bien desde mi cama y no es cuestión de perder el compás.  

Nota mental: si tienes vecinos ruidosos, aplaude. 

jueves, 7 de junio de 2012

Puta crisis


Me ha llegado al alma la última campaña de Cruz Roja en la que un padre reparte una escueta tortilla francesa entre su hijo y su hija como único plato para la cena. La luz de esa cocina, con un brillo frío y enfermizo, actúa cual filtro de Instagram para imprimir tristeza a la imagen y presentar de manera más cruda si cabe las demoledoras miserias domésticas que esconden los famosos números de la famosa crisis.

Con una vuelta por Mercadona, esa empresa presidida por un señor que cree que es el único que sabe trabajar en España, es fácil asistir a una conversación entre una pareja sobre los céntimos que se ahorran llevándose no sé cuantos productos en oferta y calculando a su vez si les dará tiempo a comérselo todo antes de que caduque.

Hace poco me contaba una amiga que en un Carrefour cercano a su casa, en un céntrico barrio madrileño, han optado por meter las pastillas de Avecrem en cajas transparentes con cierre de seguridad para evitar los robos, las mismas que antes se usaban para proteger los CD´s, las cremas caras y los berberechos buenos. La evolución natural apunta hacia vitrinas con cristales blindados para salvaguardar la integridad física del boquerón y una caja fuerte de donde sacaremos, previo registro de usuario y contraseña, el pan bimbo de marca blanca.

La crisis nos está arrebatando nuestras más preciadas conquistas sociales, ha mutado a Robin Hood para que robe a los pobres en favor de los ricos y ha logrado que la indecencia campe a sus anchas entre quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones.

El panorama es desolador y las sonrisas escasean pero quienes creemos que el sentido del humor cotiza al alza debemos invertir en ello. Por eso, esta cenicienta, ya en pijama de verano, acaba de leer Historias de la puta crisis de Esther Requena, una maga que convierte en optimismo todo lo que toca. Léanlo, les reconciliará con la vida a través del humor y la esperanza.

Nota a pie de página: Ya nunca seremos los mismos. Mi esperanza es que, pese a todo, todo esto nos haga mejores. Y si es con una sonrisa, mejor.



martes, 5 de junio de 2012

Esos amigos

Ellos son los que siempre tienen tiempo para escucharte, aunque lo que estés contando se lo sepan de memoria. 

Ella me mira, presta atención y pone cara de que mi relato es lo único que tiene importancia en este mundo. Toma cada palabra que sale de mi boca, la procesa, ordena los pros y los contras, y me devuelve un argumento tan sólido como el cemento. Ella sabe quién soy, ha repostado en mis rincones y por eso me entiende mejor que yo misma. Pensamos al mismo tiempo, entre nosotras no hay lugar para las dudas ni para las justificaciones. 
Ella podría enumerar mis defectos y quizá mis virtudes, escribir por mi, explicarme. Conoce mis malos días, y los peores. Las alegrías y las que no lo son tanto.
Y le debo muchas cervezas, infinidad de abrazos y un buen puñado de besos.

Hoy cumple años. Y le agradezco a la vida su presencia. Con ella, todo es mejor.

Nota mental: no está mal decir a quien queremos nuestros motivos. En este mundo en el que hoy prima el blanco y negro, ellos y ellas ponen con sus ojos un poco de color, y de amor.