miércoles, 25 de abril de 2012

Entre tanto barro está escondida la belleza, quizá disfrazada para que nadie se la lleve. Sólo hay que arañar un poco la superficie para encontrarla. Allí, quietecita y temblorosa, ella espera para agarrar nuestra mano y no ahogarse.
Que no se apague la luz de nuestras mesillas.
Que sepamos sonreír ante las sonrisas.


He recordado este hermoso poema de Luis García Montero, que os dejo, para un miércoles en el que aún brilla el sol.

El lugar del crimen

Más allá de la sombra
te delatan tus ojos,
y te adivino tersa,
como un mapa extendido
de asombro y de deseo.
Date por muerta
amor,
es un atraco.

Tus labios o la vida.



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